Mientras dilucidaba sobre cuál de mis
seudoexperiencias de los últimos días me apetecía escribir hoy... mi madre me ha interrumpido para ponerme al día, de
repente, de una cuestión de suma relevancia para la humanidad:
-María, el mejor fuet es del mercadona-.
Siempre me ha llamado la atención la forma que tiene de hacerme partícipe de sus pensamientos o noticiones. Ella suelta la perla sin venir a cuento y se va tan pancha, como con el deber cumplido.
Como un día que me dio un susto de muerte al entrar a mi cuarto bien temprano sólo para decirme: -¡Despierta! que se ha muerto Lady Di...-
-¡Y qué pasa!, ¿nos han invitado al entierro?-.
-María, el mejor fuet es del mercadona-.
Siempre me ha llamado la atención la forma que tiene de hacerme partícipe de sus pensamientos o noticiones. Ella suelta la perla sin venir a cuento y se va tan pancha, como con el deber cumplido.
Como un día que me dio un susto de muerte al entrar a mi cuarto bien temprano sólo para decirme: -¡Despierta! que se ha muerto Lady Di...-
-¡Y qué pasa!, ¿nos han invitado al entierro?-.
Pasa en todas partes, y hasta en las mejores familias: la soledad y la incomprensión rezuman por nuestros poros, nuestros genitales, los pelos de la nariz, los ojos de las cerraduras y hasta los pitorros de las ollas expres.
No nos entendemos, ni entre nosotros ni a nosotros mismos, de la misma forma que a ratos no nos soportamos y otros ratos nos necesitamos y hasta adoramos.
Pero ¿sabéis qué? aunque parezca lo más
absurdo, tonto, frustrante e ingenuo del mundo, siento como si formarais parte
de mi y mi aburrida pecera llena de algas asquerosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario