lunes, 28 de junio de 2010

Ayer, o antes de ayer


Mi vecina estaba mejor de la quimio y, mientras me volvía a contar con pelos y señales durante largos minutos lo injusto de la negligencia, yo sólo atinaba a ver sus labios y sus ojos moverse una y otra vez.

Mi amigo tardó tres minutos en sentarse a la mesa a comer, mientras me explicaba lo mal hechos que estamos, y que deberíamos tener la piel resistente como la de los pulpos, y su misma capacidad para regenerar los miembros.

Mi madre dejó de ver el cotilleo para preguntarme si quería algún caprichito del súper, porque hacía años que no me veía esta cara.

Mi chico me llamó para decirme todo lo que me quería, y que le había contado orgulloso y risueño a su amigo el día que salvé a un bicho moribundo de ser comido por las hormigas y acabé ansiosa y culpable por haberme inmiscuido en la naturaleza y el destino.

Mis hermanos vieron juntos el futbol y me ofrecieron un trozo de pizza.

La perra me miraba desde su camita del suelo con cara de pena y ganas de echar un polvo.

No sé lo que estarías haciendo tú.

Pero yo, yo sólo quería escuchar esta canción una y otra vez...

noir desir-le vent nous portera

 

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