sábado, 27 de diciembre de 2008

Bondadosa Navidad


Navidadddd, navidaddd, nana navidaddddd. Tiroriii,toriroriii...tirorirorí rí.

Qué alegriiiia, la Navidad. Nos gastamos medio sueldo en ir a cenar, si o si, con amigos que solo vemos una vez al año, justo en esa cena. ¡Si de un año pa otro ya ni nos acordamos casi de como se llaman!

Y los regalos... como nos los hacen, pues hay que devolverlos, lo que pasa siempre. En mi caso, no entiendo cómo encima de recibir siempre pendientitos bonitos (de esos que me dan repelus y jamas jamas me pongo), libros de autoyuda o de bucay (uggg, y además.. ¿tan mal se me ve?), o los packs de bragas de cuello vuelto y calcetines a 2 euros el kilo de mi señora madre, encima tengo que gastarme un dineral en putos regalitos por obligación a todo el mundo de esos que nunca sirven para nada.

Y lo de hacerte sentir culpable en estas fechas ya es el colmo. Como es Navidad, hay que ser bueeeno y bondadoooso. Para salir a la calle estos dias hay que ir esquivando a todos los de la Cruz Roja, el Alzhemier, El sida, alimento para los niños pobres, recaudaciones para rescatar de la insolvencia a Julián Muñoz... ¡que agobio!. Y no veas que miradas te echan si no les das un euro, acabas acojonao. Solo he salido una vez esta navidad (para comprar regalos,claro) y tenía que agarrarme fuerte al bolso y el abrigo y tirar palante arrasando, a lo partido de rugby, porque si no era imposible avanzar.

Después de tener que gruñirle a tantos pedigüeños desgraciaicos, encima te sientes mal al llegar a casa por tener un techo, comida en la nevera, una estufa, y una mantita de cuadros. Y te comes el turrón casi con lágrimas en los ojos mientras ves los telemaratones de la tele, esos donde apadrinar a cientos de niños, y donde el dinero les llega entero enteritoo.


En fin... que asquito de Navidad.

 

 

sábado, 13 de diciembre de 2008

¿Tonta? ¿Quién? ¿Yo?


El otro dia, mirando unos videos del youtube, descubrí unos que por lo visto están muy de moda, videoblogger se llaman. Gente anónima que se graba hablando de lo que sea. La verdad es que me tragué un montón (lo que sea antes que enfrentarme a los exámenes de diciembre).


Y eso me hizo pensar en lo malo que puede ser el aburrimiento, y en lo ridiculo y egocéntrico que puede resultar mostrarse a si mismo con semejante desnudez. Nunca me había sentido tonta por escribir aqui mis historias chorras, me hacía gracia darle ese puntito gracioso a las cosas del día a día, y es un desfogue importante escribir donde sea. Pero... al ver los videos de toda esa gente, chicas en su mayoría, me he empezado a dar por aludida.

Una de ellas, KinkyHush (que a mi personalmente me hizo mucha gracia, supongo que porque mi vena payasa me hizo empatizar con la suya), se decía la angelita a sí misma eso de "soy imbecil, soy tonta". Y...¿lo será? No lo sé porque no la conozco, pero algo tendrá que sentir cuando lo dice. Luego hay otra que le gusta leer poemas poniendo caritas, incluso en sujetador. Y lo hace bien y todo, esa no parece tener ningun reparo ni complejo, aunque si me parezca un poco tonta o exhibicionista, porque tendrá pajeándose a medio país a su costa fijo.

Eso me hizo replantearme también el por qué las mujeres, o muchas mujeres, tendremos esa ingenuidad y excesiva confianza hasta el punto de hacer esas cosas. Y no hablo solo de hacer el ridiculo en público, lo hacemos a diario en privado. Como cuando hablas con alguien del messenger y le cuentas tu vida entera, pensando que congeniais como antes nunca te había pasado con nadie. Al final te das cuenta de que solo era un salido más siguiendote el rollo durante horas y horas, dias y dias, meses y meses, y solo para echar un polvo y apuntarse otro tanto. Que triste, que vidas mas aburridas deben llevar los angelitos para invertir tanto tiempo haciendo eso.

Me hace gracia también como todos te dicen a modo de consejo fraternal..."A ese no le sigas el rollo, solo quiere acostarse contigo, es un cerdo, como todos. Lo sé porque yo también soy un tio" para proponerte cuando creen que has bajado la guardia tomar una copita.

Y nosotras, mientras, gastamos media vida y energías siendo cariñosas, sacando este puto romanticismo que no sé de donde narices saldrá. Entregándonos de verdad, porque si, y...¿para que? ¿Para que tengan de quien reírse? ¿Porque necesitan que alguien les llene sus desinflados egos?. Por lo visto lo hacen con todas: las acomplejadas, las antisociales, las despechadas, las aburridas, las que buscan gente nueva, las que buscan un novio. Todas: guapas, feas, raras, zumbadas, listas, interesantes. Yo creo que les da casi lo mismo.

O como cuando conoces a un nuevo compañero de trabajo, o un vecino. Te dora la píldora durante meses o incluso años fingiendo ser tu amigo del alma, pero tarde o temprano intenta hincarte el diente, y en cuanto se da cuenta que no tiene nada que sacar de ahí, se larga sin decirte ahí te pudras siquiera.

Ou, parezco La Despechada. Y yo en realidad no he tenido tan mala suerte, solo unas 40 o 50 decepciones :P. Con la de tiempo que ahorraríamos si habláramos claro. Alegan los pobres que la culpa es de la testoterona, y que el problema es que si no tuvieran esas estrategias tan retorcidas nunca follarían. Yo no lo creo, las mujeres nos hemos liberado sexualmente hace ya tiempo. Y a ver si os vais enterando.. no hace falta que gasteis tantas energias en tantas tonterias, mejor guardarosla para otros menesteres mas relacionados con el tema, porque...

¡¡A las tias también nos gusta y queremos ... (follar)!!

Y la que no quiera seguiros el rollo, pues nada, os buscais otro tio, que seguro que está mas dispuesto. Si total, de aqui a nada todos sereis bisexuales..cuanto antes lo asumais, mejor lo pasareis, y menos nos molestareis.


(Um, tengo la sensación de que ahora, misteriosamente, voy a recibir la visita de algun que otro cibernavegante que solo haya retenido la palabra tonta y follar...)

p.d: disculpen este arranque androfóbico, la borrachera de esta noche me ha puesto guerrera.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Sin humor no hay sabiduría


Cuando me sentí cansado de parir obras que eran sólo espejo de mis egos, abandoné durante dos años el arte. Al olvidarme de mí mismo, me cayó encima el dolor del mundo. Envueltos en su laborioso acontecer, no siendo sino pareciendo, los ciudadanos, como yo, habían perdido la alegría de vivir.

Amortiguados por drogas, café, tabaco, alcohol, azúcar, exceso de carne, desengañados de la política, la religión, la ciencia, la economía, las guerras «patrióticas», la cultura, la familia, tristes animales sin finalidad con máscaras de satisfechos, nos paseábamos por las calles de un planeta al que sabíamos que poco a poco íbamos envenenando. La enfermedad de nuestra sociedad era profunda. Un antiguo cuento chino me sacó del abismo:
Una gran montaña cubre con su sombra una pequeña aldea. Por falta de rayos solares los niños crecen raquíticos. Un buen día los aldeanos ven al más anciano de ellos dirigirse hacia los límites del pueblo, llevando una cuchara de loza en las manos.
–¿A dónde vas? –le preguntan. Responde:
–Voy a la montaña.
–¿Para qué?
–Para desplazarla.
–¿Con qué?
–Con esta cuchara.
–¡Estás loco! ¡Nunca podrás!
–No estoy loco: sé que nunca podré, pero alguien tiene que comenzar

(Jodorowsky)

 

viernes, 28 de noviembre de 2008

La conquista de la inocencia


Nació abriendo los ojos fuerte y se buscó el rincón más alto. Luz debajo de las mantas, una tienda de campaña donde se escondía de los de afuera. Jugaba a las cosquillas y los besos de mayores, a decir palabras feas y a cantar por un micrófono que ya ni funcionaba.

Cuando se veía desde fuera y llegaba la vergüenza se hacía la invisible. A veces se doblaba el lóbulo de las orejas hacia dentro, introduciéndolos en el orificio del oído hasta que se pasara el gordo fresquito. Le gustaban los botes con botones y el olor del pegamento. Sus tesoros eran tres canicas y un poco de mercurio. Odiaba la clara de huevo y la laca.

Tenía una amiga al final de la calle. Volvía a casa corriendo, y en el portal tomaba fuerzas para subir más deprisa huyendo del miedo. Se ponía flores en el pelo y llevaba siempre colgado un bolsito encontrado donde guardaba todo lo que seguía encontrando. Fabricaba pulseras de lana trenzada y las vendía poniendo cara de pena para comprarse galletas. Se sentía libre en los descampados. Hacía hogueras, estudiaba a los bichos, y jugaba con el perro que luego la acompañaba al colegio.

Aprendió a leer antes que nadie, y se bebía los libros que la salvaban de la vulgaridad de siempre.
Cuando llovía fingía darle fobia las lombrices para que alguien la cogiera en brazos. Aunque tímida, hablaba con todo el mundo. Hacía visitas por sorpresa, regalitos, y cambiaba de amigos cada seis meses. Contaba el número de veces que pasaban coches rojos, y usaba sujetador aunque no tuviera pecho.

Lloraba con el corazón encogido el primer y el último día en los campamentos. Tiraba desde su infinita ventana mensajes enrrollados en lápices de colores, e imaginaba las vidas de las luces a lo lejos. Se encogía con los problemas, hasta que se reía de ellos sintiéndose fuerte. No soportaba las rivalidades y los egoísmos desmesurados. Quería que todos fuéramos compañeros y se frustraba mucho al ver la imposibilidad de ese sueño.

Quería ser mayor para trabajar y tener dinero. Con su primer sueldo se compraría una tarta enorme de merengue para meter la cara dentro, cien libros y películas, y muchos cepillos de dientes. Un día se encontró mil pesetas y invitó a una desconocida a comer perritos calientes.
Odiaba el tabaco y el café la ponía mala. En cambio, probaba la savia divinorum para alcanzar una nueva dimensión sensible, y los hongos para ver si era verdad eso de que uno se reía mas rato.

Se pasaba la vida dentro de los libros, la música y las películas. Cada cierto tiempo salía por si aquella vez sí merecía la pena compartirse con otros seres. Alquilaba familias, casas, camas, sonrisas y caricias. Y cuando se cumplían los contratos volvía a empezar de nuevo. Tenía complejo de forastera y ocupa, quería tener su propia familia, casa, cama y sonrisa.

Un día ya no quiso intentar nada de nuevo. Pero la tentación por las historias, típico de poetas fallidos de existencia, la sedujo de nuevo y como nunca... hasta darle un puñetazo en el estómago y los sesos, en la poquita inocencia.

Ahora se niega a tirar la toalla. La vulgaridad oprime y desespera. Pero aún confía en las almas errantes ajenas de miedo y verguenzas, que acabarán por unirse al fin desprovistas de tanto vacío y recelos.

 

sábado, 1 de noviembre de 2008

Amores platónicos


Las imágenes de las fans de los beatles o el dúo dinámico, a pesar del mal rollo que daban, tenían su aquel. Cientos de niñas locas e histéricas por tener cerca a sus ídolos, pero al fin y al cabo se veían modosita, y en blanco y negro. Las de ahora no sé de qué color serán, solo sé que soltarme en medio de un concierto de Haze o de Bustamante es una de mis más recurrentes pesadillas.

 

 

Ya con mis vecinas notaba una gran diferencia. Ellas me hablaban de sus suspiros por Glenn Medeiros, Rob Lowe o los New Kids on the block. Yo por las noches me lo montaba con el cantante de Europe, George Michael :S, o uno de un cromo de fútbol que me salió en las pipas, Juan Carlos, del Athletic de Bilbao. Nada que ver con ídolos típicos para soñar a jugar a los médicos o las casitas, pero es que me hubiera servido hasta el Fari en esa época. Si con el mundo interior que ya tenía, me volaba la imaginación hasta límites tan elevados que la proyección mental de las sensaciones era lo de menos.

Luego me emplatonicé del profesor de ciencias del instituto. Se que el de gimnasia estaba cachas, y decían que se liaba con las alumnas y todo, pero a mi el que me pillaba más a mano era el de Ciencias, que lo pillaba con mas ganas además. Era un hombre de mirada triste, serena, paradójicamente parecía feliz. Medio calvo, cuarentón, con unas cejas a lo Zapatero, y pegado a una nariz. Me enamoré de él un día que nos llevó de excursión a toda la clase. Fuimos en el autobús urbano hasta la afueras de la ciudad, y desde allí recorrimos una ruta atravesando terrenos en los que podíamos apreciar no sólo los diferentes estratos, rocas y minerales, sino la sensación de sentir su olor, su tacto, y ser conscientes de la maravillosa oportunidad de tener al alcance de la mano eso que solo habíamos visto en los libros y las películas, ahora convertidos en una realidad completa y suprema. Eso sí que es ser profesor, pensaba yo a la vuelta. En el autobús, ya oscurecido, me regodeaba también pensando que tendría una vida muy triste, con una mujer siempre con jaqueca, y él harto de aguantar niñatos. A veces soñé despierta en clase, mientras explicaba, que descubría en mí una chica joven, pero nada tonta, con muchas ganas de escucharlo, contarle cosas y por qué no darle algún buen rato.

 

 

No entiendo la manía de enamorarse de una figura mediática. Rizos, caras de malo, cuerpos inflados, voces clamando a un amor falso. A mi me gusta la gente interesante, donde va a parar, hasta para irme a la cama. Si mi contacto con el sexo opuesto estuviera motivado por el puro morbo de satisfacer un calentón, como pasa a una gran mayoría, para eso me llamo al telemulato o salgo a tomarme un gintonic y acabo antes. Dónde han quedado las seducciones y los misterios, saborear los momentos haciéndolos especiales. Seleccionar a la víctima. Y buscarla dentro de un círculo mentalmente interesante, cercano y sano.

 

El verano pasado tuve varios shocks platónico-amorosos. Una tarde estaba en el paseo marítimo con mi mierdecilla de bici y Rayuela, al sol. Levanté la vista y en el banco de al lado había un chico que era Cortázar con muchos años menos. Su hijo, pensé. O él, qué mas dá. ¿Le gustaría leer sus propias novelas? ¿Las conocería?. Se levantó para irse, así que tuve que perseguirlo para intentar averiguarlo. Dejé que andara un rato y empecé a seguirlo con la bici, parando de vez en cuando para que no se diera cuenta. No sabía cómo acercarme a él para no asustarlo, así que aceleré y me adelanté hasta el cine. -Si viene al cine, me lanzo, si no, paso de largo-. Dejé corriendo la bici dentro del cine, y salí a esperarlo sentada en la puerta. Y sí, pasó por alli, pero pasó de largo.

 

 

Este otoño, ya recuperada de tanta tontería, iba un dia andando con el mp3 hacia la biblioteca, cuando junto a mi lado, en el paso de peatones, se paró un tío que era igualito a Djavan. En ese momento del mp3 empezó a emanar su canción Nem um dia frio. Así que algo dentro de mí literalmente me obligó a perseguirlo para ver donde iba. El tío pegaba zancadas de dos metros, así que en determinado momento lo perdí de vista. El corazón, encogido y animado, me lanzó a pegarme una carrera para encontrarlo. Y a lo Lola, corre Lola allí que iba yo pensando en lo cansada y lo loca que estaba. Dentro de la biblioteca, cuando ya pensaba que me había perdido la oportunidad de conocer a mi Djavan de delirio estival, él también estaba allí y se dirigía hacia mi, y sería por algo. Lo esperé mirándole a los ojos, que en ningún momento se acercaron a los mios, y cuando pasó por mi lado me pegó en empujón que casi me estampa contra la enciclopedia de historia.

 

 

Historias las que me monto, que hay que ver qué malo es tener tanta imaginación.

 

jueves, 30 de octubre de 2008

Friki


Creo que, inconscientemente, siempre me han atraído los perdedores. Desde pequeña, siempre me gustaron las novelas protagonizadas por dramáticos amores y personajes atormentados por la culpa o la tuberculosis.

 

Solía empatizar mejor con los tímidos, los diferentes y los personajes. Las chulillas del barrio o los guaperas del instituto me daban grima, quizá porque sabía que, pese a tener posibilidades parecidas, mi carácter nunca me permitiría formar parte los que eran como ellos. Aun así, siempre pasé desapercibida y ajena a los encasillamientos.

 

Cuando me mudé a donde ahora vivo, me hice amiga de la bigote. Las otras niñas se metían con ella llamándola de esa forma. Y yo, unida a su dolor por mi oculto pasado de cabra montesa, la defendía diciéndole a las otras que eran todas unas putas.

 

 

En el colegio, me hice amiga del grupito de los repetidores. Se sorprendieron de que alguien como yo -delicada, tímida y bonita- prefiriese el lado salvaje de la vida a pasarme las tarde viendo a los cachas jugando al baloncesto.Con ellos era todo mucho mas emocionante, nos saltábamos las clases para aprender de la calle.

 

En el instituto corrí peor suerte. Mis tres amigas eran las mas pavas del planeta. Sus madres no las dejaban jugar en los recreativos, advertidas de su enrarecido ambiente por el vicio de los jugadores de futbolín. Está de más decir que les tenían prohibidas las fiestas del instituto, por lo que tenía que vérmelas sola si quería un poco de emoción en mi vida.

 

Én las fiestas entraba siempre como la que busca a alguien. Luego, con un calimocho en las manos por fin ocupadas, hacía como la que espera. Siempre acababa acercándose alguien. Un joven profesor alucinado y atraído por tal independecia, o algún chaval de mi calaña.

 

Un día organizaron una acampada. Mis amigas, a las que prometí llevarles juegos de cartas, cintas de Los lunes y galletas, aceptaron venir conmigo. Una vez allí, en cambio, deseé que no hubieran venido. Encerradas en una cabaña de madera, con pipas, cocacola (sin aspirinas) y chorizos en el fuego, yo escuchaba de lejos las risas de la cabaña de las borracheras. Eran todo chicos, y se lo estaban pasando de puta madre, no como nosotras.

 

Cuando anocheció, desperté de repente de un sueño consciente, y aturdida aún, salí con naturalidad de la cabaña. Llevaba las gafas puestas, pero para darle más emoción al asunto, me las guardé y empecé el camino a ciegas. La claridad era imperceptible, y tuve que guiarme por la intuición y las voces de los de 2ºB. Como dentro de una de mis novelas, El mundo de Ben Lightar, en la que un chico describe las sensaciones ante su nueva ceguera, allí andaba yo, en el monte, de noche cerrada, con 3 dioptrías, y asqueada de mis amigas. Me sentía como el protagonita de El perfume versionado por Dostoveski. Inevitable y endemoniadamente atraída por unas ganas locas de que me pasaran cosas de una vez.

Llamé a la puerta, y al rato me abrió un chico al que solo podía intuir los rasgos, que me dijo que entrara. Hacía mucho frió, asi que, sin siquiera decir hola, me acurruqué junto a unas espaldas dormidas, con los oídos aguzados por si alguién se dirigía a hablarme. Me atormentaba la idea de qué iban a pensar de mi. ¿Estará loca? ¿borracha? ¿entripada? qué rara... Y yo sólo quería decirles que me sentía sola, que también quería reirme un rato, beber, cantar, y contar historias. Sin embargo, un ataque repentino de timidez me dejó muda. De todos modos yo sabía por qué estaba allí, y era lo que importaba.

 

Acabé mudándome a un instituto nocturno. Tenía un profesor de filosofía que se enrrollaba con las alumnas, un profesor de literatura que se saltaba el temario oficial para darnos a conocer a Borges o Cortázar, y un profesor de matemáticas que comía pipas explicando las derivadas. Era el paraíso. Pronto, formamos unos cuantos la pandilla más friki del nocturno:

 

Simón era un chico que medía dos metros de largo y ancho, con cara de malo, malo. Hasta que sabías que le gustaba disfrazarse de los de Star Trek, y que era muy divertido tomar carrerrilla para darle un abrazo, y entonces le veías cara de bonachón.

Carmela fue la que nos unió. Estaba enamorada de un chico gay, su novio era secretamente gay, y vivía en Torremolinos, el paraíso gay. Le gustaban los Héroes del silencio, las películas, pintarse los labios de azul y hacer fiestas en su casa.Siempre se escondía en el baño a liarse los canutos, mientras su madre me repetía por enésima vez que si se nos ocurriese bañarnos con un hombre en la misma bañera. Yo las quería mucho.

Séphora hablaba con la Vírgen, tenía viajes astrales y siempre te preguntaba si era guapa. "Pero...¿yo soy guapa?". Su madre era la reencarnación de Nefertiti, y su hermana, actriz, siempre llevaba un revolver de mentira en el bolso por si salía su otro yo, Ronda Makensi.

Y yo era a la que echaban siempre de las discotecas por consumir espufacientes mas propios de un parque, o por reivindicar una identidad propia a los porteros.

 

 

Ahora, despues de haber experimentado estar al lado de

 

los insensibles, los sensibleros

los que tienen un coche comprado por papá o una bici de 500 euros

los que gastan sus neuronas en los after o viendo La isla de los famosos

los que meditan en un futón de 200 euros

los que son hipies por 150 e. de peluquería y levi's cagaos de otros 150.

los de ligues de miradas desencajadas por los ocho cubatas

los lectores de Bucay y Él código da Vinci

...

 

estoy muy orgullosa de salir hoy del armario y confesarles que, aunque no se me note (:P): SOY FRIKI. Ea.

 

lunes, 27 de octubre de 2008

Tierna infancia escatológica


Mi madre siempre cuenta que mi hermano, de bebé, amaneció un día feliz de la vida, embadurnado de caca, jugando a restregarla por todos sitios, desde los barrotes de la cuna, hasta los dedos de los pies y las pestañas. Mientras, yo lo observaba desde la cuna de al lado, hecha un ovillo en un rincón, intentando escapar de lo que podría haberse convertido en mi mayor pilar psicoanalítico: una orgía escatológica con mi propio hermano.

Pero pronto me di cuenta de que no sería tan facil obviar todo ese submundo de inmundicias intrinsecas.

Todavía pequeños, mi amiga meli siempre se tiraba un pedo al pasar por la pizzería del barrio. Es una manía que tengo, decía. Su prima, sin embargo, prefería guardar en una cajita toda la roña que aparecía debajo de sus uñas, en pequeñas bolitas de mugre que quien sabe si algún día le harían falta para algo.

Mi mayor tesoro era el microscopio del vecino, que a veces me dejaba para saber de qué estaban compuestas las cosas. Todos mis conocidos, como no, se ofrecían a traerme mercancía en forma de mocos, escupitajos, o legañas.

Un día, el hijo del vecino empezó a sentirse molesto. Se había metido una canica por el culo, y no se aterminaba a sacarla. Cuando lo hizo, mis ojos estaban impotentemente clavados en el espectáculo.

Por aquella época, como es lógico, ya me preguntaba qué coño le pasaría a la gente por la cabeza. A mi solo me había dado por llamar la atención con eso de caca,culo,pedo,pis. Pero mi madre me quitó pronto la manía de un sopapo. Así que tuve que conformarme con cantar la versión alternativa del anuncio de nocilla para hacerme la rebelde.

Un poco mayor, ya en el colegio, llegaron un grupo de niños marginados, obligados a asistir a las clases. Eran salvajes. Se montaban a caballito encima de los mas cobardes, y jugaban a la lluvia de escupitajos, apuntando a la boca. O a decorar los baños.

Por suerte, hasta ahora me había librado de ser un miembro activo de aquellas escenitas. Hasta el día en que dejó de ser así, y por la puerta grande.
Habíamos ido de excursión con el colegio, y tras el amuerzo me dispuse a buscar un sitio alejado y tranquilo para echarme una cabezadita. Entre sueños, noté como algo caía en mi cuello tumbado, enlazandose entre mis suaves cabellos. Un olor fuerte me hizo incorporarme aún aturdida, hasta darme cuenta de que había caído del cielo un vómito, justo encima de mi linda carita adolescente. Sin atinar a despertarme, como dentro de una pesadilla lenta, me dirigí arrastrándome hacia un arroyo, donde me sumergí casi entera, mientras me sentía la persona mas atormentada y humillada del planeta. Jamás se lo conté a nadie.

Poco tiempo después, en al autobus del colegio, mi amor platónico por fin (POR FIN) se sentó por primera vez a mi lado, despues de años de la más absoluta indiferencia, propia de los tios buenos de séptimo hacia las niñas de cuarto. Aquel día, cosas del destino, yo tenia el trancazo del siglo y un sólo pañuelo de tela a esas horas decorado enterito de lunares verdes. Tan nerviosa estaba que se me cayó al suelo del autobús. En ese momento el tiempo se paró. Las manos de mi amado se dirigían lentamente en un gesto heroico hacia el final de mi vida romántica y el principio de mi más horrible tortura.No conseguí apenas mas que emitir un leve sonido que hubiera pretendido ser un NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
El chico, muy educado, soltó corriendo la prueba de mi indecencia sobre mis faldas. Jamás volvió a cruzarme una mirada.

Desde entonces me gusta ser natural con estas cosas. Porque, aunque nos de verguenza reconocerlo, quien no ha andado a prisa en el super para dejar atrás la prueba del tufillo, o se ha sacado un moco seco distraido en un atasco...

 

domingo, 26 de octubre de 2008

Otoño, dulce otoño


De nuevo resbalan por las calles de la ciudad los caracoles, que salen de la nada intentando dirigirse hacia algún lugar impreciso. Como yo. Como vosotros.
Y este tiempo, que da ganas de mirar por un agujerito hacia el pasado,cuando la felicidad era sentirse a salvo después de deambular por las calles, intentando sin éxito meterse en algún lio.
Ahora los riesgos están tan cerca, tan dentro, que la calle se ha vuelto temerosa, oscura, demasiada. Llena de miradas de reojo, burlas de los tiempos, que han cambiado.
Antes parecía que todos tendriamos una oportunidad de seguir, de crecer y creer en un mundo mejor lleno de posibilidades. Ahora hay demasiada locura alrededor, problemas reales, y también de los buscados. Parece que el tiempo se ralentiza, y mientras nos estancamos sin remedio, se pasan los años fugazmente. Los momentos de lucidez nos guian hacia la locura de sumar motivos. Y ya no sabemos si tenemos ganas de probar más cosas. Quizá solo queramos seguir donde estamos, tranquilos, acunados por lo conocido, conformistas; esa palabra tan demoledora.
Y no paramos de quejarnos, hasta en los sueños.
Perpetuando dilemas trillados desde hace siglos que jamás llevan a ningún lado.
Sin saber cual es el grado de hipocresía de los remedios mas usados.
Autocomplacientes enmiendas para los egos perdidos en la nada suprema del sentido.
Bailando con palabras, músicas e ideas regastadas. Pájaros enjaulados.
Evolucionando hacia una concencia colectiva, salvadora, que ilumine el camino antes de que el pesimismo y el caos ganen la batalla.

viernes, 17 de octubre de 2008

El lado oscuro del jodido corazón


El amor es una cagada.

Es la mejor definición que he escuchado nunca sobre este engañabobos para perpetuar la especie y la frustración: el amor (aqui relincharían los caballos, como en El Jovencito Frankenstein).

 

Lo llevo discutiendo desde siempre. De chica mi mejor amiga ya se enfadaba conmigo cuando quedaba con otra amiga del barrio, a la que veía como su rival. Me preguntaba si a ella la quería más, necesitaba escuchar que sí. Y yo ya me planteaba de dónde salían esas obsesiones y celos absurdos en la gente.

Pero lo que aún sigo sin entender, es cómo coño funciona esto del amor. Si le haces demasiado caso a alguien, malo. Si pasas mucho, malo también. Si te interesas lo justo, quiere más, hasta que acaba queriendo menos. Lo suyo es dar una de cal y otra de arena, jugar. Pero yo odio jugar con la gente que me importa, ¡es de locos!.

Y es que el amor, es una enfermedad mental: Se alía con la evolución, resguardando al ser humano de su propia racionalidad. Quién, en su sano juicio, va a querer buscarse una media hipoteca con la que tener hijitos que puedan terminar de pagarla entera. Da miedo, parece una condena. Con el amor, en cambio, todo parece cobrar sentido. Con tanta química revolucionada en nuestro cerebro, la percepción se distorsiona, y hace que aseguremos la procreación. La fiebre del amor dura dos o tres años, dicen, lo necesario para contribuir a una nueva generación, y vivir el suficiente tiempo engañado. Pero ...¿y luego? Nada, a seguir buscando otro amor para llenar el tremendo vacío existencial que dejó el anterior.

Pero...¿Cuál es el sentido de la existencia? ¿Continuar con ella? Supongo que es todo más simple de lo que parece, y que quizá sea darnos demasiada importancia querer dejar una huella en el vasto devenir que es la vida. ¿Y por qué nos la complicaremos tanto entonces? ¿No sería mejor vivir el presente, sin planear nada? Dejarnos llevar, que sea todo mas natural. Probar, y si no funciona, seguir el camino sin traumas ni rencores.

 

Creo que la culpa de todo, o gran parte, es de la puta sociedad que estamos creando. Nos hemos convertido en autómatas atontados, asustados ante las limitaciones físicas y las autoimpuestas mentalmente. Estamos mucho más solos que antes, siempre ocupados en nuestras propias tristezas. Pensando en ser los mejores, en pisotear a quién sea con tal de ganar.Compitiendo hasta en la cola del súper, ¡que ninguna vieja caradura se me cuele! Que nadie sea más listo que yo, pa cabrón él, cabrona yo.

 

Me gustaría volver a tener 17 años, cuando conocía a los amores en los trenes, o con una jarra de cerveza delante. Mirando a los ojos. Bailando hasta el amanecer. Llevarme bien con todo el mundo, sin etiquetas, sin compromisos absurdos, o relaciones a plazos. Saber que alguien es tu pareja solo porque un día te das cuenta de que vais siempre cogidos de la mano. Poder decirle a alguien "me gustas" sin que se cague de miedo o salga corriendo por no querer responder. O poder echar un polvo sin tener resaca durante un mes.

 

¡¿Nadie ve películas de Woody Allen o que?!

sábado, 6 de septiembre de 2008

Solo contra todos


Un sistema de reproducción en las entrañas que uno se siente obligado a respetar.

Esa parece ser la conclusión a la que llegan los estudios existencialistas más recientes sobre el significado de las relaciones sociales y del sentido de la vida.
Sí, es duro reconocerlo. A mi siempre me ha gustado disfrazar todo con adjetivos elaboradamente bellos e idealistas, que al final se han ido al garete despues de abrir solo un poco los ojos, y cerrar un poco el corazón.
Todo responde al interés. Y mientras:

Vivimos, nacemos, morimos solos.
Solos, siempre solos.
Y hasta cuando follamos estamos solos.
Solos con nuestra carne, con nuestra vida...
que es como un túnel, imposible de compartir.
Y cuanto más viejos, más solos estamos,
frente a recuerdos de una vida que se destruyó lentamente.

-Es raro, cada vez que me gusta alguien lo arruino todo-


La vida es como un tunel, y a cada uno su pequeño tunel.
Pero al final del túnel, nisiquiera una pequeña lucecita.
Así es, no hay nada. Hasta la memoria se descompone hacia el final.
Una pequeña vida, pequeños ahorros, una pequeña jubilación,
y luego una pequeña tumba.
Y todo al carajo. Todo se va a la mierda, hasta los hijos.


En cuanto sus padres no tienen nada para darles, los meten en un asilo,
para que revienten solos y en silencio.
Pero a los hijos no les importa un cuerno.
El amor filial en un hito. A su madre, uno la quiere mientras dle de leche.
A su padre mientras le preste dinero.
Pero cuando los pechos de la madre están secos, cuando los bolsillos del padre están vacíos, lo único que queda por hacer es meterlos en un armario, esperando a que mueran rápido y al menor costo.


Así son las cosas, es la ley de la vida.
Solo cuando hay herencia los hijos simulan ser amables.
Pero cuando la única herencia es una heladera, o una tele,
ni siquiera vale la pena simular
tan solo lo mínimo indispensable para tener la conciencia en paz.
Una llamada al mes, unas lágrimas en el velorio, deber cumplido.


El amor y la amistad son puro verso.
Verso para ocultar el hecho de que
las relaciones humanas son tan solo un miserable negocio.
Hablar de amor y amistad nos conviene, pero por cálculo.
La realidad es mucho más banal.


A tu madre la quieres porque te alimenta y evita que mueras.
A tu amigo porque te da un trabajo que te permite comer.
Y a tu mujer la quieres porque te cocina, te vacía las bolas y te da hijos.
Para que te cuiden cuando seas viejo y tengas miedo de morir.
Pero una sola bofetada a tu hijo basta para que él se vengue luego.
En realidad, esa bofeteda es justo lo que desea.
Y cuando te meta en un asilo, servirá de excusa para ocultar
el interés que cualquiera siente para con sus padres.


No, follar no vale la pena. Cuesta muy caro.
Pero ayuda a pasar el tiempo. Y cuando se te van las ganas de follar, notas que no queda nada por hacer en el mundo.Y que en realidad no hay nada más en esta puta vida.
Nada más que un programa de reproducción en las entrañas, que uno se siente obligado a respetar.

 

 

 

jueves, 4 de septiembre de 2008

Especial


Es la palabra más poderosamente manipuladora que conozco: especial.
Y así quería sentirse Les, un joven solitario, de vida aburrida, seguramente en plena crisis existencial. La palabra especial fue la que lo llevó a confiar en aquel experimento. Quería sentirse mejor, aumentar su autoestima, elevar su confianza, y sentirse verdaderamente especial por fin. Quería sentir por primera vez en su vida todo lo que siempre había soñado, encontrarle un sentido a la existencia. Y lo consiguió.
No importaba que la base de todo fuera un experimento, una prueba. Las sospechas de que algo andaba mal se quedaron enseguida en simples moscas que apartar, porque al fin Les era especial, la gente lo admiraba, y se sentía fuerte y poderoso, como un superhéroe. Ni siquiera importaba que los resultados pudieran ser una auténtica farsa.

Pero las farsas no son eternas, y el despertar fue demoledor. Al menos había aprendido algo muy importante: la mayoría no somos especiales. Madrugamos, trabajamos, discutimos con la pareja, o el vecino, y nos reimos de nuestra sombra antes de volver a empezar.

No hace falta sentirse especial para nadie, creo que ni siquiera para uno mismo. Porque todos somos asombrosa y jodidamente iguales ante los ojos de la vida.

domingo, 24 de agosto de 2008

¿Hay alguien ahí?


Perra vida, coño
Todos estamos hartos -asustados-
de tanto tener que
madrugar,
trabajar,
pelear, aguantar tonterías, malos modos,
injusticias del todo a cien, y de las internacionales.

Que sola me siento en este puto coñazo de vida
todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral, engorda, y encima me mata
Siempre dentro del cine, la música o las pinturas. Dentro de los libros con migas de bocadillo de queso y aguijones de venenos inocuos.
Y ya me queda menos cine, menos páginas de mi vida llena de interacciones de mentira.

Y tengo que madrugar trabajar pelear aguantar malos modos injusticias del todo a cien
Sus guerras y las mias, solo triunfos en la cola del super
y sueño, solo para volver a empezar de nuevo

a lavar el uniforme de mis días de esclava

mientras los días de libertad (4 al mes) se van rápidos entre el sueño, los bocadillos de queso,

y con suerte, un agijón que no haga falta usar.

Estamos apañaos.

martes, 22 de julio de 2008

Despacito


Los pasos que antes se arrastraban o pegaban saltos larrrgos largos, medio levitando, ahora van serenos y firmes. A veces pesados, otras bailando, o bordeando las baldosas. Le pegan patadas a las piedras por el máximo de camino posible. Se paran y vuelven corriendo a leer carteles que hace rato pasaron.

 

Los pasos que antes se paraban frente a aquel banco y sentían una punzada en el corazón, ya no se paran, siguen de largo, para dirigirse a las plazas llenas de gente.

 

Los que se recreaban hasta tu casa, recogiendo flores para un futuro recuerdo, emocionados ante el encuentro, ahora se equivocan de número, se pasan, o no llegan.

 

 

Los pasos pequeños, de esos que no hacían ruido, o los grandes dados con todo el empeño, ahora tienen la mesura del intermedio frío de la individualidad y la desconfianza propia y ajena.

 

 

Que tristeza tanta serenidad. Pero que alegría tanto dominio.

sábado, 24 de mayo de 2008

Al final del camino






Desde que nacemos, vamos forjando una identidad que emana de un sinfín de cruces estratégicos y/o aleatorios, tejidos con la ayuda del tesón y los recuerdos. La identidad emerge desde el esfuerzo continuo de ser, lo que algunos llaman alma. Pero no es más que la simple consecuencia del ensayo-error, aliñada con las experiencias, y la capacidad para entender, aprender y crecer.

 

Con la ingenuidad atribuida al nacer, auguramos un futuro de sumas: Tendré una casa -llena de cosas-, un amor, niños, el perrito y el loro. Un buen trabajo, amigos por todos sitios, una familia que crece, y sabiduría.

 

Pero al final te das cuenta de que la vida no es más que un cúmulo de pérdidas, algunas insoportables de entender, decepciones, y experiencias dificiles de digerir.

 

 

Malentendidos escondidos tras la incapacidad de comprender la naturalidad, o formas de ser diferentes, y tras las proyecciones inconscientes de personalidades bastante simples o demasiado retorcidas.

 

 

Alusiones erróneas, actos malinterpretados, y egoismos varios disfrazados de victimismo interesado. Peliculitis, machismos camuflados -las mujeres NO buscamos la salvación divina en el amor, solo buena compañía para el camino-, libertades de espíritu solo pretendidas. Simplezas ignoradas que alejan y hasta duelen de puro harto.

 

Juegos -"cal y arena", "ratón y gato", "yo siempre gano"-, batallas, argucias demasiado evidentes.

 

 

Me estoy enfermando de misantropía. No soporto perder el tiempo y la energía con tantas tonterías que para colmo me importan demasiado. Inversiones en saco roto, esperanzas aniquiladas, respetos perdidos, esencias fingidas. Egoísmos exacerbados, manipulaciones, injusticias, malos modos. Desagradecimientos, faltas de empatía, descorazonados corazones enseñados a emitir latidos aprendidos.

 

 

Todo es una batalla. Conseguir el puesto, pisotear a los candidatos. Ensalzarse en la lucha con méritos de valor añadido. Fingir para despues hundir, porque lo importante es la victoria y el consuelo de ver engrandecido el ego. Superioridades que terminan por perpetuar y encauzar roles. Peliculitis aguda. Suposiciones absurdas amparadas en la falta de recursos sensibles. Ofrecimientos que esperan su turno para pasar factura. Exprimidores de almas y talentos. Egoismos con venda. Desperdicios con metrallas de tiempo.

 

 

Pero la búsqueda de la felicidad encontró por fin su camino: sueño, luego existo. Y en mi soledad de indentidad de cruces, fracturas, decepciones y consuelos reciclables, se establece el sentido.

 

Estoy sola, rodeada de gente, y sola. ¡Qué alivio!

viernes, 25 de abril de 2008

El acojone del entendimiento





¡Qué puta moral cristiana ésta metida en vena y hasta en la declaración de Hacienda!

¿Cómo puede ser que aún creamos que hacer el bien a diestro y siniestro nos va a retribuir la gracia divina de sentirnos extasiadamente bondadosos y dormir a pierna suelta?

 

Eso, además de egocéntrico, es falso, destructivo, y demasiado ingenuo.

 

Llevo toda la vida viendo a las personas amables, generosas y comprensivas poniendo la otra mejilla. Y eso no es ser bueno, es ser gilipollas. Porque lo único que consiguen no solo es recibir más hostias que las ex de Ernesto Neira, si no pillar una ansiedad como la copa de un pino, y dormir fatal de acordarse de la cantidad de veces que les han tomado el pelo.

 

El mundo está lleno de lobos y ovejas descarriadas, que van buscando a dulces corderitos para engordar su panza-ego. Se entretienen degollándolos despacito, hasta sacarles todo el jugo divino que engrandecerá sus perdidas y vacías almas.

 

Por desgracia, los corderitos se distinguen a leguas, con sus tiernos balidos y su miradas ávidas de sinceras caricias. Qué vamos a hacer..., tiene que haber de todo en la viña del Señor.

Al final vamos a acabar todos por no querer ir al cielo, por unirnos al enemigo, dejarnos arrastrar por la ausencia de moral para estar libre de pecado, tirar la primera piedra, meter el dedo en la llaga, y como dice el refrán, ir a todos sitios.

 

Pero...¿se pueden eliminar los remordimientos, los sentimientos de culpa, la empatía, y los valores inculcados? ¿Se puede cambiar una personalidad ya enraizada? ¿Se pueden evitar la ansiedad y el miedo?

 

En fin...

 

Que los ruidos te perforen los dientes

 

como una lima de dentista

 

y la memoria se te llene de herrumbre

 

de olores descompuestos y de palabras rotas.

 

 

Que te crezca, en cada uno de los poros, una pata de araña;

 

que sólo puedas alimentarte de barajas usadas

 

y que el sueño te reduzca, como una aplanadora, al espesor de tu retrato.

 

 

Que al salir a la calle, hasta los faroles te corran a patadas;

 

que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte ante los tachos de basura

 

y que todos los habitantes de la ciudad te confundan con un madero.

 

 

Que cuando quieras decir: "Mi amor", digas: "Pescado frito";

 

que tus manos intenten estrangularte a cada rato,

 

y que en vez de tirar el cigarrillo, seas tú el que te arrojes en las salivaderas.

 

 

Que tu mujer te engañe hasta con los buzones;

 

que al acostarse junto a ti, se metamorfosee en sanguijuela,

 

y que después de parir un cuervo, alumbre una llave inglesa.

 

 

Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto,

 

para que los espejos, al mirarte, se suiciden de repugnancia;

 

que tu único entretenimiento consista

 

en instalarte en la sala de espera de los dentistas, disfrazado de cocodrilo,

 

y que te enamores, tan locamente, de una caja de hierro,

 

que no puedas dejar, ni por un solo instante, de lamerle la cerradura.

 

 

(Oliverio Girondo)

domingo, 20 de abril de 2008

Psicópatas de pantalla grande

Psicópatas, sociópatas o antisociales son términos que se confunden porque guardan cierta relación. Más allá de encasillamientos psiquiátricos posiblemente injustos o mal determinados, está claro que personas con la empatía distraída haberlas haylas. En el cine normalmente aparecen como despiadados asesinos en serie, pero ni todos los asesinos son psicópatas, ni todos los psicópatas son asesinos.

La mayoría tuvieron una infancia traumática, quizá por ello, además de porque los vemos como pobres enfermos (aunque realmente no sean enfermos mentales con tales, sino más bien con rasgos de la personalidad marcados por ciertas diferencias), despiertan una especie de comprensión lastimosa a la vez que aterradora.

Este es mi pequeño tributo a algunos de los psicópatas de la gran pantalla, que tantos buenos malos ratos nos han hecho pasar.

Funny games

Se trata de una de las primeras películas de Michael Haneke, estrenada en 1997. El director austriaco, conocido por su estilo turbador, refleja en sus filmes la cara mas oscura y controvertida de la mente humana. Películas como La pianista lo hicieron conocido en el mundo entero, siendo admirado por los más morbosos o arriesgados, y evitado por lo más sensibles o débiles de mente. Sus obras, que atrapan por su clima desolado, dejan bloqueado al espectador, que queda sin remedio atrapado en una lucha moral de la que es dificil escapar ileso cuando se da cuenta de que la maldad y el retorcimiento forman parte del ser humano con una naturalidad y frecuencia aplastante.




Spoorloos (Desaparecida)


El protagonista, definido en la película como sociópata, es un adorable padre de familia con una particularidad muy especial: en sus ratos libres se divierte planeando sádicos juegos que llevaría a cabo con víctimas escogidas al azar.

Una vez que lleva a cabo sus macabras intenciones se da cuenta de lo insaciable de su maldad. Y es así como emprenderá un terrible y angustioso juego que terminará con un final a lo Hitchcock que dudo que deje a indiferente a algún espectador.



The Comfort of Strangers (El placer de los extraños)
Paul Schrader, director de esta cinta, cuenta con películas de dudosa calidad cinematográfica según ciertos snobs cinéfilos. Pero solo con decir que dirigió El beso de la pantera (con la bellísima Nastassja Kinski) y que fue el guionista de Taxi Driver la cosa cambia, ¿no? Viendo el filme, a medida que van pasando los minutos, uno se pregunta qué demonios pasa, por qué siente esa clase de terror tan sutil que te va invadiendo hasta agarrarte a todo almohadón que haya cerca ¡cuando en realidad no pasa nada!. Los protagonitas parecen atraidos igualmente por la turbadora ingenuidad de las circunstancias, hasta quedar atrapados en una espiral de la que posiblemente jamás puedan escapar. Para rematar la faena, un fantástico Christopher Walken.


Henry, retrato de un asesino


Veraz retrato de la mente de un psicópata asesino traumatizado por una dura infancia. Dura, directa, explícita, atrapante.










Harry, un Amigo que os Quiere


El gran Sergi López refleja a la perfección el carácter encantador de los psicópatas. Cínica personalidad que se transformará en la medida en que sus víctimas le entorpezcan sus pretensiones.

sábado, 19 de abril de 2008

Jim Thompson, uno de los grandes de la novela negra

Considerado uno de los mejores novelistas de la novela policiaca, junto a Dashiell Hammett y Raymond Chandler. Con 23 años empezó a escribir relatos de temática criminal, documentados en casos reales, que publicaba en diversas revistas.

Sus novelas reflejan la extraña influencia de su padre, y sus protagonistas suelen padecer una especie de desdoblamiento de personalidad.


Su pretensión de ser guinosta fue ahogada por la industria. Aún así, dejó en su haber grandes colaboraciones. Participó en los guiones de dos de las mejores películas de Stanley Kubrick, Atraco perfecto y Senderos de gloria. Y dos de sus novelas sirvieron para hacer el guión de Los timadores, dirigida por Stephen Frears, y La huida, de Sam Peckinpah.
Obras:
Novelas
Now and On Earth (1942) (Aquí y ahora), con elementos autobiográficos.
Heed the Thunder, (1946)
Nothing More Than Murder (1949) (Sólo un asesinato)
The Killer Inside Me (1952) (El asesino dentro de mí)
Cropper's Cabin (1952)
Recoil (1953)(Libertad Condicional)
The Alcoholics (1953), Los alcohólicos
Bad Boy (1953), autobiografía novelada.
Savage Night (1953)(Noche Salvaje)
The Criminal (1953)
The Golden Gizmo (1954)
Roughneck (1954), En bruto, continuación de su autobiografía novelada Bad boy.
A Hell of a Woman (1954), Una mujer endemoniada.
A Swell-Looking Babe (1954)(Una chica de buen ver)
The Nothing Man (1954)(Asesino burlón)
After Dark, My Sweet (1955)(Un cuchillo en la mirada)
The Kill-Off (1957)
Wild Town (1957) Ciudad violenta
The Getaway (1959) , adaptada al cine como La huida
The Transgressors (1961), Los transgresores.
The Grifters (1963), adaptada al cine como Los timadores por Stephen Frears
Pop. 1280 (1964), 1280 almas, una de las mejores novelas negras policíacas de todos los tiempos.
Texas By the Tail (1965) Texas
South of Heaven (1967) Al sur del paraíso
Ironside (1967)
The Undefeated (1969)
Nothing But a Man (1970)
Child of Rage (1972)(Hijo de la ira)
King Blood (1973), La sangre de los King
The Rip-Off (1990) (El embrollo)

Poesía
The Darker Drink (1926)
Winter Trees (1929)
A Road and a Memory (1930)

Relatos
"Oil Field Vignettes" (1929)
"Thieves of the Field" (1929)
"Bo'ger" (1931)
"A Road and a Memory" (1930)
"Chink" (1931)
"Character at Iraan" (1930)
"Close Shave" (1931)
"Incident in God's Country" (1931)
"The Car in the Mexican Quarter" (1931)
"Gentlemen of the Jungle" (1931)

sábado, 29 de marzo de 2008

Astor Piazzolla, la renovación del tango

Argentino, hijo de emigrantes italianos, renovó el tango con influencias de la música clásica o el jazz y cambios armónicos y rítmicos, defendiendo que "el tango es música ante todas las cosas, y no debe perder su esencia".

Como consecuencia de los cambios que introdujo fue muy criticado por los puristas, que llegaron a considerarlo el asesino del tango, pero igualmente defendido por numerosos intelectuales de la época.





Soledad:



Balada para un loco (canción ilustrada)



Libertango:



Discografía:
Sinfonía de Tango (1955)
Tango Progresivo (Octeto Buenos Aires) (1957)
Tango Moderno (Octeto Bueños Aires) (1957)
Tango en Hi-Fi (1957)
Piazzolla interpreta a Piazzolla (1960)
Piazzolla o no? Bailable y apiazolado (1961)
Nuestro Tiempo (1962)
Tango para una ciudad (1963)
Tango Contemporáneo (1963)
20 años de Vanguardia (1964)
Concierto en el Philarmonic Hall de New York (1965)
Historia del Tango Vol 1. La guardia Vieja (1967)
Historia del Tango Vol 2. Epoca Romántica (1967)
Maria de Buenos Aires (1968)
Amelita Baltar interpreta a Piazzolla y Ferrer (1969)
Adiós Nonino (1969)
Concierto para quinteto (1970)
Pulsación (1970)
Musica contemporanea de la Cdad, de Bs. As. Vol 1 (1971)
Musica contemporanea de la Cdad, de Bs. As. Vol 2 (1972)
Roma 1972 (1972)
Libertango (1974)
Reunión Cumbre (Summit) (1974) junto a Gerry Mulligan
With Amelita Baltar (1974)
Suite Troileana (1975)
Viaje de Bodas (1975)
Il Pleut Sur Santiago (1976)
Persecuta o Piazzolla 77 (1977)
Chador o Piazzolla 78 (1978)
Biyuya (1979)
Suite Punta del Este (1982)
Concierto de Nacar (1983)
SWF Rundfunkorchester (1983)
Enrico IV (1984)
Green Studio (1984)
Teatro Nazionale di Milano (1984)
El Exilio De Gardel (1985)
Tango: Zero Hour (1986)
The New Tango (1987) junto a Gary Burton
Sur (1988)
La Camorra (1989)
Famille d´artistes (1989) banda sonora de la obra homónima, letras Kado Kostzer.
Hommage a Liège: Concierto para Bandoneón y Guitarra/Historia del Tango (1988) con la Orquesta Filarmónica de Liège conducida por Leo Brouwer. Concierto interpretado por Piazzolla junto a Cacho Tirao, la Historia por Guy Lukowski y Marc Grawels.
The Lausanne Concert (1989)
Bandoneon Sinfonico (1990)
The Rough Dancer and the Cyclical Night (Tango Apassionado) (1991)
Five Tango Sensations (1991) con el Kronos Quartet.
Original Tangos from Argentina (1992)
The Central Park Concert 1987 (1994)

viernes, 21 de marzo de 2008

La triste y tonta historia de la tierna ingenuidad que se quedó tiesa como la mojama






Hoy decidí salir de casa con la sonrisa puesta. La tarde nublada, que normalmente tan triste me pone, hoy en cambio me parecía de una belleza fuera de lo común. Los pajaritos cantaban, las nubes se levantaban, que si, que estaba mas feliz que una perdizzz (en escabeche).

Tururúuu, canturreando con mi querido mp3 por las calles de la ciudad iba pensando en lo bonita que es la vida, y lo que me gustaría conocer a todas las personas que se cruzaban conmigo. La maruja con berenjenas asomando por el carrito a cuadros de la compra (¿haría mañana una rica musaca?); los perros persiguiendo como locos la pelota de tenis; las niñas muertas de risa maquinando como joder al chulillo del barrio; o los enanos subidos en bicis mil veces mas grandes que ellos. Que ganas de unirme a todos ellos, de jugar al elástico, al pilla pilla, o poner verde a la vecina del quinto.

En los pasos de peatones miraba a los conductores despistados sacandose un moco, o poniendo caras sexis en el retrovisor. Cómo deseaba abrazarme a todos, decirles que aunque no los conociera ya formaban parte de mi hipie corazón.

Por fin visualicé a la víctima ideal para satisfacer mi necesidad social de hoy, y de paso hacer la buena obra del día. Al fondo del parque había un viejecito sentado en un banco mirando con cara penosa a los que pasaban a su lado.

-Pobrecito- pensaba con mi romántica perspectiva. Seguro que sus hijos ni lo visitan, que sus nietos están demasiado entrenidos con la play y solo lo buscan para recibir la paga, y por eso se sienta todas las tardes a esperar que alguien le de un poco de compañía.

Sintiendome como la madre Teresa de Calcuta, extasiada con desmesura por tanto buen rollo, decidí acercarme a preguntarle como iba la tarde, y sentarme un rato a su lado para hablar de los viejos tiempos.
Cuando estaba casi a la altura del pobre ancianito, y mi boca empezaba a abrirse para pronunciar mi bondadoso "hooola, buenas tardes, que tal va el día!?", observe como se traía algo entre manos.

-¿Estaría tejiendo una canastita de esparto para ir a recojer hierbas del campo?-

Pues no, lo que tenía entre manos estaba justo en su entrepierna. Una cosa amorfa, de color rosado, subía y bajaba con un ritmo espectacular y acompasado. Sí, estaba tocando la zambomba.

Mi cara de felicidad se transformó en asombro, y pronto pasó a ser de tal mala hostia que no pude ni seguir de largo. Intentando apartar la vista de la grotesca escena, sentí como mi cabeza empezaba a dar vueltas al estilo de la niña del exhorcista.

-Qué manera de joderme la vida!!!- Le grité, y seguí mi paseo indignada, echando humo por las orejas, con pasos largos y tan pesados que hacían temblar las baldosas de las aceras. Por culpa del cerdo del viejo había pasado de ser Heidi a parecerme a Gozilla.

Mi subconsciente empezó a rescatar los momentos más traumáticos de mi truncada ingenuidad.
Uno fue el día que me contaron que Juanito Valderrama le pegaba a su mujer. El cantante, del que me sabía todas las canciones de tantas vueltas en el coche con mi abuelo desgañitados al compás del emigrante, ya formaba parte de mi vida sentimental. Lo apreciaba como si formara parte de mi familia. Fue realmente duro, mientras escuchaba destripar su vida privada, solo podía visualizar la estatua de Sadam siendo derribada, pero con sombrero cordobés y ojos achinados.

Otra vez fue cuando supe que Doña Florinda era la mujer del Chavo del ocho en la vida real.
-Por Dios, que ganas de quitarle la ilusión a una, con lo feliz que soy yo en mi ñoña burbuja...-

Las cosas no son nunca lo que parecen. Y aunque uno pueda imaginarse el mundo a su forma, con la tierna ingenuidad del que parece ser feliz en su ignorancia, quizá sea mas sano saber como funcionan las cosas. Quizá sea mejor desconfiar de todo y todos, bajar de las nubes, y no fiarse ni de los abuelitos que hacen canastitas de mimbre, porque en sus ratos libres también tocan la zambomba.

sábado, 15 de marzo de 2008

Michael Nyman

Habitual colaborador del cineasta Peter Greenaway, este músico y compositor británico se hizo conocido por el gran público por la conmovedora banda sonora de la película El piano.

Ha colaborado también con otros directores de renombre, pero no podemos obviar su faceta como compositor de óperas, bandas, o su propio grupo, la Michael Nyman Band.





Wonderland:



El piano:



Música para el corto “Making a splash”:




Filmografía:
Nathalie X 2004
El perdón 2000
"The sinking feeling”, “The claim” (“El perdón”), y “Act without words” (2000).
Wonderland 1999
“El fin del romance” (1.999)
“Gattaca” , “Ravenous” (1997)
“El ogro” (1.996)
“ El diario de Ana Frank” (1.995)
“Carrington” , “Six days, six nights” (1.994)
El piano 1993
El marido de la peluquera 1991
Los libros de Próspero 1991
“Les enfants volants” (1991)
El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante 1989
Monsieur Hire 1989
“Ballet Méchanique” (1.986)
“The cold room” (1.984)
“Nelly´s version” , “Frozen music” (1.983)
El contrato del dibujante 1982
“Brimstone and Treacle” (1.982)
The Falls 1980
A walk through H 1978
“Sep it up downstairs” (1.976)

Ennio Morricone


















Este rey de los spagueti western iba al colegio con Sergio Leone. Además, de mayor también colaboró con directores de la talla de Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci, Brian de Palma o incluso Pedro Almodóvar.

Prolífico donde los haya, tiene en su haber unas 500 obras, la mayoría inolvidables. Un verdadero maestro.

Homenaje "Ennio y su música":




Érase una vez en América:



La Misión: