martes, 22 de julio de 2008

Despacito


Los pasos que antes se arrastraban o pegaban saltos larrrgos largos, medio levitando, ahora van serenos y firmes. A veces pesados, otras bailando, o bordeando las baldosas. Le pegan patadas a las piedras por el máximo de camino posible. Se paran y vuelven corriendo a leer carteles que hace rato pasaron.

 

Los pasos que antes se paraban frente a aquel banco y sentían una punzada en el corazón, ya no se paran, siguen de largo, para dirigirse a las plazas llenas de gente.

 

Los que se recreaban hasta tu casa, recogiendo flores para un futuro recuerdo, emocionados ante el encuentro, ahora se equivocan de número, se pasan, o no llegan.

 

 

Los pasos pequeños, de esos que no hacían ruido, o los grandes dados con todo el empeño, ahora tienen la mesura del intermedio frío de la individualidad y la desconfianza propia y ajena.

 

 

Que tristeza tanta serenidad. Pero que alegría tanto dominio.