martes, 13 de marzo de 2007

Sophie Calle, quimérica realidad

Insegura y excéntrica desde su infancia, esta parisina nacida en 1954 tuvo siempre una desmedida necesidad de la aceptación y el amor de sus semenjantes para encontrar la felicidad y afianzar su identidad. Así fue como empezó a buscar a su alrededor historias en las que poder refugiarse de sus frustraciones y ansiedades.

Su principal objetivo se convirtió entonces en la búsqueda de personas, objetos, lugares o situaciones que le dieran rienda suelta a su versátil imaginación, para construir a partir de ellas sus dispares reflexiones. Prestaba atención a los pequeños rituales cotidianos para componer su peculiar visión de la vida y, marcada por la casualidad, emprendió una floreciente carrera artística.

Y es que, quién no ha jugado alguna vez a inventar la historia del misterioso vecino de enfrente, o ha elucubrado sobre los pensamientos del viajero sentado a su lado en el vagón del tren; quién, al escuchar la seductora voz de un desconocido al otro lado del teléfono, no ha intentado imaginar sus rasgos. Quién no ha sentido el cálido regocijo en el abrigo de la ficción, en la que perdemos nuestra propia identidad para introducirnos en una nueva experiencia, donde todo parece previsto, donde poder abandonarnos sin miedo.

A través de sus obras Sophie Calle libera esos miedos y el afán fisgón que llevamos dentro, extrae el lado ficticio de la realidad para rescatar románticamente nuevas visiones de ésta, otorgando la importancia que merece al mundo de las emociones. Analiza lo inadvertido y da relevancia a lo banal, en un intento de "reconstruir la esencia de algo partiendo únicamente de mínimos fragmentos". Sus fotografías, apoyadas con textos, comprenden la mayoría de sus trabajos, difundidas a través de medios de comunicación y galerías de arte.


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SUS OBRAS:

Los durmientes (1979): "Lo que me gustaba era tener en mi cama gente que no conocía, de la calle, que no sabía lo que hacían, pero que a mi me daban su parte más íntima, (...) ver como dormían ocho horas por la noche, como se movían, si hablaban, sonreían. Esta gente no sabía quién era ni qué hacía..."

Suite veneciana (1980): "Regresé a Francia después de pasar siete años en el extranjero. No conocía a nadie. Me sentía perdida en mi propia ciudad. Así que decidí seguir a desconocidos y que fueran ellos quienes decidieran a donde ir. Siempre he estado organizando ritos en mi vida; la mayoría nunca los he usado para mi trabajo. Hay gente a la que he seguido un año entero, pero no he publicado ni he usado ese material. Un día seguí a un hombre hasta Venecia..."


Suite veneciana

El hotel (1983):
"Es una obra que procede de Suite veneciana. En Venecia pasé horas y horas en la calle, esperando a que saliera del hotel el hombre al que seguí. Siempre que le perdía de vista regresaba al hotel. Empecé a soñar con ir a su habitación. Intenté conseguir una habitación en el mismo hotel pero no tuve éxito. Así que empecé a imaginarme cómo sería su cuarto, y qué sensación produciría estar dentro. Cuando volví a Venecia intenté que algunas de esas fantasías se volvieran realidad"


El hotel

El detective (1981): Sophie Calle encargó los servicios de un detective privado para que le realizase un detallado seguimiento fotográfico, sin que ésta se diera cuenta. Despues comparó el estudio del detective con su propia crónica de aquellos días.

Los ciegos (1986):
"Hice este trabajo en Francia y Australia. No sé por qué pregunté sobre la belleza. Simplemente, me encontré con un grupo de ciegos en la calle y uno le decía a sus amigos: 'Ayer vi una película preciosa'. Tardé dos años en terminar esta obra. Tenía miedo del elemento de crueldad implícito en preguntarle a una persona ciega qué es la belleza. Además en esta obra volvemos a encontrar la idea de mirar sin ser mirados. No se trata aquí de una investigación sobre la idea de belleza. No me interesa demostrar que los ciegos pueden ver"

Las tumbas (1990):
"Muchas de mis obras se relacionan entre sí. Hay un vínculo entre Las Tumbas y mi obra anterior. Las tumbas de Brother y Sister se sitúan entre las primeras fotografías que hice a finales de los años setenta. En aquellos días yo vivía en California. No creo que esta obra sea una coincidencia. Me gusta visitar los cementerios, me siento cómoda en ellos, paso mucho tiempo ahí. Cuando estaba en el instituto tenía que cruzar el cementerio cuatro veces al día, y mi primer piso daba a un cementerio. Las tumbas son una de mis obsesiones personales."



Las tumbas

No sex last night (1992): Película codirigida por Sophie Calle y Greg Shephard. "En la película que hicimos Greg y yo, está nuestra vida de una año antes, de un año después, está nuestro desastre, está el mes de cruzar Estados Unidos, hay sesenta horas de película... y al final nos quedamos con una hora y cuarto. En este sentido es ficción, hemos elegido enseñar cosas que han pasado, cosas que son verdaderas, pero ni yo estoy únicamente obsesionada con el sexo, ni él está únicamente obsesionado con su coche, como parece en la película; tenemos otra vida. Entonces, sí es ficción, hemos creado dos personajes obsesionados y hemos dejado fuera muchas otras cosas."

Ritual de cumpleaños (1996): Exposición compuesta por armarios donde muestra los regalos de cumpleaños que fue guardando durante una larga etapa de su vida.

Doble juego (1997): Calle mezcla su propia realidad con la ficción, siguiendo las rutinas que Paul Auster creó para uno de sus personajes en la novela del mismo nombre.


Manual de Nueva York (1998): Auster crea un personaje a petición de Calle, para que ésta pudiera reperesentarlo en la realidad. Así se inicia un proyecto donde la artista reflejaría la vida de Nueva York. Es un manual en el que el autor marca las pautas de comportamiento de Calle, que además anota en el manual sus reflexiones personales.


Manual de Nueva York

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