viernes, 11 de septiembre de 2009

El mal de ojo clínico. La refinitiva.




...
Para sobrevivir a tantas decepciones y a la soledad fraternal que se me avecinaba, me así con filosofía al sabio refranero popular, como de costumbre.

-Cría cuervos y te sacarán los ojos-
-No hay mal que por bien no venga-
-Mejor sola que mal acompañada-
-Anda y que se vayan tos al carajo-

Para aquel entonces mi novio ya se había espabilao de dejarlo solo con sus colegas todos los sábados por salir con mi pobre amiga, y terminó de espabilarse cuando pasé casi un mes fuera de mi casa para ver a mi otra amiga la pija.

Así que empecé a ser totalmente independiente, a hacer lo que me daba la gana, a no hacer nada por nadie, a mandar a la porra a to el que se ponía tonto, a pasar de todos los egoístas y aprovechados...,total, que me quedé mas sola que la una. Y estaba muy bien, me leía Cumbres Borrascosas de una sentá, o me tragaba El Conde de Montecristo en una tarde, pero bien, muy bien.

Un día conocí a un chico que me sacó de mi aburrida rutina y soledad. Nos enamoramos -o eso creía yo- porque compartíamos el gusto por la literatura, el cine, y tener a alguien a quien sobar. Vamos, como casi todo el mundo.

Al tiempo mi amor se había cansado de pasear conmigo siempre por los mismos sitios y de ver siempre el mismo careto, y empezó a amar a su play mucho más que a mí. Pronto habíamos engordado 5 kilos, y yo había pasado de leerme los libros de una sentá en mi casa a leermelos de una sentá en la suya, y de ver tres películas al día en mi casa a ver siete en la suya. Y sobarnos... vamos, como casi todo el mundo.

Poco a poco tambien había empezado a hacer otro nuevo amigo. Nos pasábamos las noches con el messenger y el youtube, canciones, anécdotas, millones de conversaciones. Ibamos al cine, veíamos pelis en su casa, nos pasábamos las noches escuchando música en la calle, nos leíamos libros juntos, compartíamos cosas especiales... Parecía un chico tan tan cabal, tan majo, tan comprensivo, tan educado, tan divertido, tan tan tan sincero... que de nuevo el refranero popular me hizo volver a la realidad:

-Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces-
-Te quiero mucho perrito, pero pan poquito-

Vamos, que el chaval resultó ser un psicópata.

A partir de ahi continuó la cosa más de lo que me hubiera gustado, ya hasta iba por la calle mirando hacia arriba para ver donde estaba la cámara oculta...
Menos mal que yo seguí a lo mío:

-Que te den, lo malo es que te gusta-
-A otra cosa, mariposa-

¿Continua? Si, pero... ese ya es otro cantar.

No hay comentarios: